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la gente que conseguía cruzar el estrecho y devolverles a su país. Es terrible.
Por supuesto existen razones por las que los africanos tratan de llegar a Europa y no se
dirigen hacia otra dirección; 500 años de razones. Pero está sucediendo y los europeos se
niegan en redondo a admitirlos. Quieren preservar su riqueza y mantenerla fuera del alcance
de los pobres.
En Italia está sucediendo lo mismo. la liga lombarda, que contiene una buena cantidad de
elementos fascistas en su seno, ganó recientemente unas elecciones. No quieren mezclarse
con los pobres del sur de su propio país. Y mucho menos con los africanos que llegan a
través de Sicilia. Los italianos del norte no quieren pobres, quieren gente rica y blanca.
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- Esto nos lleva a la cuestión de la raza y el racismo y cómo intervienen estos conceptos en
las relaciones entre el Norte y el Sur.
Siempre ha habido racismo. Pero se desarrolló como un principio de percepción y
pensamiento en el contexto del colonialismo. Era comprensible. Cuando se tiene la bota
sobre el cuello de alguien, hay que justificarlo. La justificación solía consistir en su
depravación.
Esto es más sorprendente en el caso de pueblos muy parecidos entre sí. Echemos un vistazo
a la conquista británica de Irlanda, la primera de las conquistas occidentales. Fue descrita en
los mismos términos que la conquista de África. Los irlandeses eran una raza distinta. No
eran humanos. No eran como nosotros. Había que destruirlos.
- Algunos marxistas sostienen que el racismo es producto del sistema capitalista. ¿Acepta
usted esta teoría?
- No. Tiene que ver con la conquista, con la opresión. Si se está robando a alguien,
oprimiéndole, dictando su vida, habría que ser muy singular para decir: «Mira, soy
un monstruo. Hago esto por mi propio beneficio». Ni siquiera Himmler lo diria.
Una técnica clásica de desarrollo de las creencias se relaciona íntimamente con la opresión,
bien se esté conduciendo a alguien a la cámara de gas, o cobrándole de más en la tienda de
la esquina. La reacción clásica es pensar que lo que se está haciendo es a causa de su
propia depravación, para hacerle un bien.
Si es por su propia depravación debe haber algo que le haga diferente de mí. La diferencia
puede consistir en cualquier cosa que encuentre.
- Y ésa es la justificación.
Entonces se convierte en racismo. Siempre se puede encontrar algo, el color del pelo o de
los ojos, que son gordos o homosexuales. Se encuentra algo que sea lo suficientemente
diferenciador. Por supuesto también se puede mentir.
Obsérvese a serbios y croatas. No se pueden distinguir unos de otros. Usan diferente
alfabeto pero la misma lengua. Pertenecen a distintas ramas de la Iglesia católica. Esto es
todo. Pero parte de ambos grupos están dispuestos a asesinar y destruir al contrario. No
pueden imaginar tarea más elevada.
- Se supone que ideología y propaganda son fenómenos de otras culturas. No existen en
Estados Unidos. Al concepto de clase le sucede lo mismo. Usted lo ha llamado la
inmencionable palabra de cinco letras .
- Es interesante comprobar como funciona. Las estadísticas sobre calidad de vida,
mortalidad infantil, esperanza de vida, están siempre compartimentadas por razas. Siempre
demuestran que los negros tienen unos índices espantosos comparados con los de los
blancos.
Pero Vicente Navarro, profesor en Johns Hopkins y estudioso de la salud publica, ha
realizado un interesante trabajo. Decidió volver a analizar las encuestas separando los
factores de raza y clase. Por ejemplo analizaba a trabajadores negros y trabajadores blancos
comparados con ejecutivos negros y ejecutivos blancos. Descubrió que muchas de las
diferencias entre blancos y negros son diferencias de clase. Si se comparan a trabajadores
blancos pobres con ejecutivos blancos, la diferencia es enorme.
Obviamente su estudio tenia mucho que aportar sobre epidemiología y salud publica así que
lo envío a las principales revistas medicas norteamericanas. Todas lo rechazaron. Entonces
lo envío a la revista mas prestigiosa del mundo en el tema, la británica Lancet. La aceptaron
sin problemas.
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La razón estaba clara. En Estados Unidos no se puede hablar de diferencias de clase. De
hecho, solo se le permite a dos grupos tener conciencia de clase. Uno es el mundo de los
negocios, que es agudamente consciente. Cuando se lee la literatura que producen, se
comprueba que esta preñada de temor a las masas; habla de su creciente poder y de la
forma en que hay que defenderse de ellas. Es como una inversión vulgar del marxismo.
El otro grupo es el de los políticos de altura del gobierno. Hablan de la misma forma, de como
hay que preocuparse acerca de las aspiraciones del hombre común y de las masas
empobrecidas que tratan de mejorar su condición y salir de su pobreza, alterando el clima
económico.
Ellos pueden tener conciencia de clase. Tienen un trabajo que hacer. Pero es
extremadamente importante hacer creer al resto de la población que no existen cosas como
clases sociales. Todos somos iguales, todos somos americanos, vivimos en armonía,
trabajamos juntos, y todo es maravilloso.
Tómese por ejemplo el libro Mandato para el cambio publicado por Progressive Policy
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