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y el precio final en sangre se encontraba más allá de toda medida posible.
«No nos tienen ningún miedo. No temen morir. No hay nada que podamos usar para
controlar su comportamiento salvo la fuerza..., y esa guerra que no queremos librar.»
El Intrépido permaneció inmóvil, oculto entre el potente resplandor de la estrella de
Doornik-319, mientras las fuerzas de la Quinta Flota iban saliendo del sistema en saltos
individuales o por parejas. Ábaht no dio la espalda a las pantallas hasta que el transporte
fue la última nave de la Quinta Flota que quedaba en el sistema y sólo entonces bajó a la
sección principal del puente, moviéndose lenta y rígidamente sobre sus piernas
temblorosas.
Sáquennos de aquí, capitán Morano dijo.
Behn-kihl-nahm avanzaba por el desierto Pasillo Conmemorativo con largas e
impacientes zancadas. Dos ingenieros de mantenimiento, ninguno de los cuales estaba
acostumbrado a moverse tan deprisa, intentaban no quedarse rezagados.
Cuando llegó al final del pasillo, Behn-kihl-nahm giró hacia la derecha y se detuvo
debajo del letrero colocado sobre la entrada de la Sala del Senado. Alzó la mirada hacia
él durante unos momentos, y lo leyó con un suspiro silencioso en el corazón.
1.000 DÍAS SIN UN SOLO DISPARO
Recuerda que la paz
es cosa de todos.
Después Behn-kihl-nahm se volvió para mirar hacia atrás, y esperó a que los hombres
de mantenimiento se reunieran con él. Cuando lo hicieron, Behn-kihl-nahm alzó una mano
y señaló el letrero.
Desconéctenlo dijo . Descuélguenlo y llévenselo.
Uno de los ingenieros alzó la cabeza hacia el letrero y lo contempló con los ojos
entrecerrados.
¿Quiere que lo guardemos en el almacén del Senado?
Behn-kihl-nahm meneó la cabeza.
No. Sólo quiero que lo saquen de aquí, y enseguida. Ya no nos sirve de nada.
Después se alejó a toda prisa del sueño hecho añicos y fue hacia la cámara de
audiencias del Consejo de Defensa. La reunión de emergencia para discutir la situación
en el Cúmulo de Koornacht estaba aguardando su llegada para empezar.
14
El mensajero del Senado que se había presentado ante la puerta de la residencia
presidencial estaba tan decidido a ser admitido como el androide de seguridad lo estaba a
impedirle la entrada.
Me da igual lo que digan tus protocolos; he venido aquí por orden del presidente en
funciones del Consejo de Gobierno del Senado, y mis instrucciones no pueden ser más
explícitas estaba diciendo el mensajero cuando Leia salió del camino interior y fue hacia
la puerta . Debo entregar este mensaje, y sólo puedo entregárselo a la princesa en
persona.
Muy bien dijo Leia . Aquí estoy.
Princesa... dijo el mensajero, girando rápidamente sobre sus talones y bajando la
cabeza en una leve inclinación . Le pido disculpas por haber interrumpido...
No es culpa suya dijo Leia, pasando junto al androide de seguridad y alargando la
mano hacia el grueso sobre adornado con la insignia real de color azul . La
programación de Dormilón no incluyó la posibilidad de una convocatoria. Al parecer
alguien tendrá que ocuparse de remediar ese descuido.
El mensajero volvió a inclinar la cabeza.
Le pido disculpas una vez más, princesa dijo, y retrocedió un par de pasos antes
de dar la vuelta y marcharse.
Leia echó a andar hacia la casa sin abrir el sobre. De los muchos departamentos
consejos, comités, comisiones y contratistas que formaban la estructura complejamente
organizada del Senado de la Nueva República, sólo uno disponía del poder de llamar a la
presidenta para que compareciese ante él.
Ese poder pertenecía única y exclusivamente al Consejo de Gobierno.
Su nombre, que se remontaba a los días del gobierno provisional, ya no describía
adecuadamente su papel. Una gran parte del poder y la responsabilidad del Consejo de
Gobierno de la etapa de transición había sido transferido al Senado, el Ministerio General
o el Departamento de la Flota. La Nueva República había renunciado a la eficiencia y la
oligarquía para sustituirlas por la democracia y la burocracia..., y había obrado así
voluntariamente y siendo muy consciente de lo que hacía. Una confederación de más de
diez mil sistemas no podía ser gobernada justamente por un puñado de líderes que se
hubieran elegido a sí mismos.
Pero un elemento de su antiguo poder que el Consejo de Gobierno había conservado
llevaba aparejada una responsabilidad especial respecto a la presidencia. Los
legisladores que redactaron la Carta no querían crear un ejecutivo demasiado fuerte que,
al no estar sometido a ningún tipo de control, pudiera ser capaz de ir acumulando más y
más poder con el paso del tiempo y acabara convirtiéndose en un dictador de hecho, ya
que no de nombre. Nadie había olvidado la temible verdad de que el reinado de Palpatine
no había empezado con un golpe de estado, sino con una larga acumulación de poder
obtenido, en su mayor parte, a través de medios legítimos.
Como medida de seguridad para evitar que esa historia se repitiera, la Carta había
preservado al Consejo de Gobierno bajo la forma de un súper comité compuesto por los
presidentes de los distintos consejos del Senado. Los fundadores le otorgaron el doble
poder de anular la elección de un presidente y de iniciar el proceso de expulsión de un
ocupante del cargo. Ackbar había definido al Consejo de Gobierno como «el freno de
velocidad de la nave del estado». Pero aunque se hablaba de él muy a menudo, el
Consejo de Gobierno rara vez se reunía, y nunca había sido utilizado para el propósito
que motivó su creación.
Hasta aquel momento...
El Consejo ya llevaba casi una hora reunido, al parecer discutiendo a puerta cerrada,
cuando Leia fue acompañada al interior de la sala. Aunque se le proporcionó un asiento,
Leia prefirió permanecer de pie en el angosto pozo de las cámaras a pesar de que eso
sólo la situaba a la altura de los ojos de los siete senadores sentados a lo largo del arco
del panel. En el centro estaba Doman Beruss, con la pirámide de cristal y el martillo de
orden al alcance de su mano. Behn-kihl-nahm estaba sentado a su izquierda, pero no
miró a Leia.
Señora presidenta... Princesa Leia, según la rotación normal le habría tocado presidir
esta reunión al senador Praget dijo Beruss . Sin embargo, y debido a las presentes
circunstancias, el Consejo de Gobierno ha decidido adelantar la rotación al siguiente
asiento designado para así evitar cualquier posible conflicto de procedimiento. ¿Tiene
alguna objeción a que yo presida esta reunión?
«Así que ésa era la razón del retraso», pensó Leia.
No tengo ninguna objeción.
Muy bien dijo Beruss . Presidenta Leia Organa Solo, se la ha hecho comparecer
ante el Consejo de Gobierno para discutir una petición de expulsión del cargo presentada
contra usted.
»Un miembro debidamente constituido de este consejo ha presentado artículos
solicitando un voto de falta de confianza y basándose en los siguientes motivos: uno,
haber sobrepasado los límites de la autoridad que le confiere la Carta. Dos, haber puesto
en peligro temerariamente la paz y las vidas de ciudadanos de la Nueva República. Tres,
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